Cómo la IA ha Transformado mi Día a Día

Muchos me preguntan si realmente vale la pena usar la inteligencia artificial en nuestro día a día, o si será más perjudicial que beneficiosa. Después de incorporarla a mi rutina diaria, puedo decir con certeza que ha revolucionado la forma en que resuelvo problemas cotidianos y me ha ahorrado tiempo valioso.

Momentos mágicos con mi hija

El otro día mi hija me preguntó cuántos globos necesitaría para poder echarme a volar (esas preguntas infantiles que te dejan pensando). En lugar de darle una respuesta genérica, saqué el móvil, hice una foto a un globo y le pedí a la IA que calculara cuántos necesitaría para elevarme, indicándole mi peso. En cuestión de segundos nos dio la respuesta: 4.580 globos. Ver su cara de asombro no tuvo precio, y convertimos un momento casual en una pequeña lección de física.

También uso la IA para animar sus creaciones artísticas. Cuando dibuja algo, a veces utilizamos aplicaciones que transforman sus bocetos en ilustraciones más elaboradas, lo que la motiva enormemente a seguir siendo creativa.

En el trabajo: eficiencia sin estrés

En mi trabajo tengo libertad para asumir diferentes puestos. Aunque muchos no lo entienden, suelo preferir estar en caja porque el trabajo mecánico me relaja y me permite descansar mentalmente. Pero incluso allí, la IA es mi aliada secreta.

Cuando los clientes me preguntan sobre sus fichas y no recuerdan datos importantes como su CIF o teléfono, antes tenía que buscar manualmente en Google o en nuestro sistema. Ahora, con la IA, obtengo esa información casi instantáneamente, lo que hace que mi trabajo sea más fluido y eficiente.

Pequeños usos que marcan la diferencia

El diario semanal que envío a mi familia llevaba ya seis años con el mismo formato. Gracias a la IA, ahora lo animo con diseños originales que hacen que sea mucho más atractivo y personal.

Incluso para algo tan cotidiano como la planificación de menús semanales, la IA me aconseja basándose en lo que tengo en la nevera o en nuestras preferencias alimenticias, ahorrándome tiempo y evitando el «¿qué cocinamos hoy?».

¿Merece la pena?

Para quienes aún dudan si la IA puede ser útil o no, mi consejo es que la vean como una herramienta que amplifica nuestras capacidades, no como algo que nos reemplaza. Está en los pequeños momentos: responder a la curiosidad de un niño, agilizar trámites en el trabajo, o simplemente darnos ideas cuando estamos bloqueados.

La IA no ha sustituido mi forma de pensar o mi creatividad, sino que me ha dado más espacio mental para dedicarme a lo que realmente importa: mis interacciones humanas, mi familia, y esos momentos de desconexión que todos necesitamos.

¿Y tú? ¿Has probado ya a incorporar la IA en tu rutina? Si aún no has dado el paso, quizás sea momento de darle una oportunidad. Puede que te sorprenda descubrir cuántas pequeñas cosas puede simplificar en tu día a día.

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