Después de completar mi formación en desarrollo de aplicaciones web, es evidente que hay que seguir actualizándose constantemente para adaptarse a esta nueva economía digital. Podemos afirmar con certeza que nunca en la historia el ser humano ha tenido que atravesar tantas fases de aprendizaje y reciclarse en tantos ámbitos diferentes, sin tener garantías absolutas, aunque sí mejores posibilidades de prosperar.

Tradicionalmente, un sabio era aquella persona que poseía amplios conocimientos en múltiples disciplinas, adquiridos mediante el estudio y la experimentación. Aunque actualmente los medios hablan de las ventajas de tener conocimientos diversos y las sinergias que esto genera para encontrar trabajo, la realidad es que esto solo aumenta las probabilidades de éxito. En los países centroeuropeos, donde hay menos desempleo y una productividad muy superior a los países mediterráneos, la hiperespecialización es la norma: cuanto más especializado estés y más domines tu campo, mejor.

No quiero decir que sea negativo tener conocimientos diversos, pero es preferible elegir un camino específico. A mis cuarenta años, he decidido tomar mi última bifurcación profesional en un campo de conocimiento prolífico, que se actualiza constantemente y donde nunca se deja de aprender: nuevas actualizaciones, lenguajes de programación, frameworks…

La tecnología está haciendo que incluso el conocimiento de idiomas pueda volverse menos relevante en un futuro próximo. Serán las aptitudes, y especialmente las actitudes, las que definirán tu futuro. Lo que no encuentres en Google, ya sean nuevas leyes, temarios o técnicas, lo aprenderás por tu propio interés. Por eso la actitud es fundamental, ya que la tecnología suplirá gran parte de las aptitudes técnicas.

2024 es un año lleno de incógnitas e inseguridades, pero quizás no sea más que otro paso hacia ese nuevo futuro que todos imaginamos y que está cada vez más cerca. Viendo la serie «Pam & Tommy» en Disney+, me han venido recuerdos de los inicios de Internet y lo diferente que recordaba ciertas cosas. Éramos realmente inocentes respecto a lo que iba a ser el futuro de la web y sus posibilidades. Parece que fue ayer… ¡Sigamos corriendo en esta rueda que nunca para!